jueves, 21 de febrero de 2008

A paso de cangrejo

Abril de 1971, Simone de Beauvoir, (de quien se celebra este año el centenario de su nacimiento) firma un manifiesto en el que declaraba haber abortado alguna vez. No es la única. 342 mujeres más firmaron este manifiesto, promovido por el Movimiento de Liberación Femenino y publicado en el diario francés Le Monde, en una clara y contundente reivindicación del derecho de toda mujer a decidir sobre su maternidad y despenalizar el aborto. Este manifiesto es conocido como el Manifiesto de las 343, aunque, como era de esperar, algunos medios lo bautizaron como el de las 343 sinvergüenzas. Obreras, intelectuales, amas de casa, mujeres anónimas y celebridades como Simone de Beauvoir, Catherine Deneuve o Marguerite Duras, entre otras, apoyaron la defensa y el reconocimiento de este derecho.

Diciembre de 2007. Asistimos en España a una criminalización de las clínicas que practican el aborto, tanto legal como “ilegal” (es decir, fuera de los tres supuestos establecidos en la ley), la vulneración de los derechos de algunas mujeres que son llamadas para testificar ante los jueces y la estigmatización de las mismas. A raíz de estos hechos, se suspenden los servicios de diversas clínicas, paralizando de esta manera la interrupción del embarazo de cientos de mujeres, es decir, dejándolas sin el derecho que tienen reconocido por ley. En enero de 2008, la Asociación de Clínicas Autorizadas para la Interrupción del Embarazo anuncia una cadena de "autoinculpaciones" de mujeres que afirman haber abortado, en protesta ante lo que está ocurriendo. Iniciativa a la que se sumarán diversas manifestaciones, la última de ellas hoy mismo en Gijón.

Anteriormente a todo lo ocurrido en los últimos meses, algunos médicos de la sanidad pública se niegan a practicar abortos, incluso en los casos establecidos por la ley, alegando “objeción de conciencia”.

Prepleja ante todo esto me pregunto, ¿realmente hemos avanzado?


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Foto perteneciente a Mujeres en Red

2 comentarios:

L.S. Carrera dijo...

Para poner solución a esto y otras muchas cosas solo hay un camino posible, LAS URNAS.

La Raguna dijo...

Eso sin duda, pero después de 30 años de democracia es comprensible que me desconsuele el ver cómo la historia se repite en casos como este. Y de momento no hay soluciones a la vista...